Un día llega para todos, el día de la partida, pero a pesar de saberlo y concientemente entenderlo, cuando llega no deja de ser incomprensibe y aterrador el vacío, especialmente cuando es dentro de una situación que no se esperaba.

Hoy hace 4 meses se murió nuestro perrito, Michael Jackson Kahan. Sorpresivamente, aunque tenía casi 13 años nunca tuvo ningún problema de salud. De repente un día cuando se despertó estaba totalmente paralizado, lo llevamos a emergencias, después de muchos exámenes nos informaron que había tenido un derrame cerebral. Podía haber tenido un chance de seguir viviendo, probablemente paralítico, probablemente con fisioterapia algún movimiento podría recuperarse.

Michael Jackson Kahan

Él, con su instinto perfecto perruno, nos miraba angustiado sin entender que le estaba pasando e inmediatamente rechazó cualquier tipo de comida o bebida. El ya lo sabía, no tenía chances de volver a su normalidad, a estar atento en todo lo que pasaba en casa, a sentarse a comer con nosotros, a elegir todos los días en que cama iba a dormir. El era así, mandón, refunfuñón, dominante. Con su mirada nos dió a entender que se acabó, que hasta aquí llegó, que teníamos que dejarlo ir.

Y así lo hicimos, Estábamos de casualidad todos en casa. Lo decidimos juntos, fué la decisión más dificil que tomamos juntos. Y lo acompañamos y lo ayudamos a pasar el puente, a llegar al arco iris, al jardín eterno donde viven para siempre las mascotas. Lo abrazamos, lo besamos, le agradecimos. Lloramos mucho.

Y ese día 29/01/22 comenzó nuestra nueva rutina familiar sin él. Aprender a vivir sin que nadie nos ladre cuando salimos de casa y sin las demostraciones de alegria cuando volvíamos todos los días.

Leí en algún lugar que según alguna religión cuando uno muere se reencuentra con sus masotas en el otro lado, espero que sea cierto, un abrazo extra sería un regalo inesperado.

Mike, mi perrito, te extraño muchísimo!

Michael Jackson Kahan

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